Cambié.

Queria perderme, evadirme entre todo y jugar entre nubes y flores pintadas, y lo hacía. Era mágico, por eso, era irreal, yo ya no tenia mágia... No se si la deje abandonada junto mis playeras de noches únicas y bocas gastadas, o la guardé en el abrigo que solo uso cuando me hielo por dentro.
Aquellas sonrisas, y mis manos arriba perdiendo el control, sin sentir frio a cinco grados de media noche, sin sentir; nada, un tipo de felicidad súbita que se esfumaba entre tiros.
Una inocencia guardada en el maletero junto a todos mis encantos más personales, pasando de mis carcajadas a mis dulces palabras.

¿Donde habré dejado la dichosa mágia?

Donde estan mis horas muertas con el tic tac del reloj, un beso, un corazón y mil palabras, ¿donde?. Estube en busqueda y captura durante meses por la polícia por ir atracando camas llenas de sentimientos, por dejar pobres sus corazones, porque se lo sacaba todo, o porque quisieron darmelo todo. Era rica, era el tesoro más grande, era amor. Ni el FBI, ni la CIA, nadie hubiese conseguido atraparme, era transparente para huir, opaca frente al miedo, no me traspasaba, dura como el hierro, pero...blanda en tu boca, como mi caramelo de frutas del bosque y nata, especial al fin de cuentas. Sin embargo, ya no estoy en busqueda, y mucho en menos en captura, ya no me capturan ni las camaras, las fotos, la vida que llevé, que creí merecer... La perdí, nose donde y no consigo encontrarla. ningún mapa ayuda, ni el último gps del mercado es capaz de escuchar sus gritos ahogados. Ahora suelo sentir,por despecho, otro tipo de (pseudo) felicidad, basada en litros, en gramos de noches sin fín.

No lloré el dia que tiré una parte de mí por la cuneta, sigo sintiendome orgullosa de lo que tiré, pero... quizás se me fué la mano, quizás tambien rodó carretera abajo, mi tesoro, mi mágia.