Plan de emergencia para cuando el huracán acabe.

Dicen que a veces el espíritu se va, como el de las navidades, pero ese vuelve cada año, o ¿no?
Cada uno tiene su espíritu...su don, su alma... su corazón. Y lo tenemos todo bien guardadito bajo esta capa de piel y huesos, que se note o no depende de si tienes más huesos que piel, para llegar al punto de no sentir nada. A algunos les sale la magia por las orejas, a otros les suda amor por los poros y ni se dan cuenta, y siempre hay algún entrometido que les califica de egoístas y malgastadores, puesto que el no tiene nada y esta viendo como a ellos les sobra e incluso no les hace tanta falta como a el.
Yo me he cruzado con tanto entrometido que casi casi les entiendo, puesto que yo hace ya unas quincenas dejé de sentir. Todo aquello que salía por mis ojos al brillar, toda la felicidad que podía regalarte con un pestañeo se ha debido ir a la piel de otro, puesto que por aquí ya no esta, no queda rastro de ella ni en mi fémur ni en mis poros.

Pero todo eso tiene un fin, yo lo se muy bien.

'Luchadora incansable', así me calificaron el otro día hablando, así porque si. Puesto a que soy así y, en teoría, podría con todo, voy a salir ya de mi casa blindada dispuesta a comerme al mismo corazón del huracán,

sin masticar.

Yo soy yo cuando tengo un sueño, una meta, cuando siento que la sombra de un corazón me sigue, y sus manos también. Este verano todos hemos deseado mucho, ahora ya no quedan reservas para saciar la sed. Pero a pesar de que en este mundo falten alimentos, dinero e incluso felicidad, se que hay deseo, deseo de vivir, por ahí escondido, en forma de planta, y una es para mi y con todos estos días de lluvia va a crecer tanto, que va a tener que venir el Samur en mi búsqueda, pues estaré extasiada, y sin estupefacientes ni psicotrópicos.